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LOS RASTROS DEL JABALÍ

El jabalí no es precisamente un animal sutil.
En aquellos lugares por los que pasa el animal deja marcas evidentes, como las huellas, que constituyen lo que se viene a llamar los rastros del jabalí.
Vamos a conocerlos.

Rastro 1: LA HOZADURA
Tal vez el hozadura, también llamado hozada, es el mejor rastro del jabalí, y en todo caso el más conocido. Hozar significa mover o cavar y alzar la tierra con el hocico. El jabalí deja rastros evidentes, como el de la siguiente foto, que indican que ha estado buscando alimento (raíces, bulbos, gusanos) bajo tierra con su dura jeta.
Hozadura de un jabalí en el Parque Natural del Garraf

Las hozaduras, que son más llamativas que las huellas, son frecuentes en los márgenes de los caminos forestales, los prados o en los cultivos.

Rastro 2: LOS EXCREMENTOS
Los excrementos son el otro importante rastro que prueba la presencia del jabalí.
Los excrementos son oscuros, a veces negruzcos, en forma de embutido, como algo parecido a una morcilla, de unos 5-10 cm de longitud, y de 3 a 7 de grosor. El excremento está compuesto, tal como se aprecia en la foto (tomada en el P.N. del Garraf), por una serie de masas oblongas que aparecen aplastadas unas contra otras, más o menos cohesionadas. Su contenido suele ser de orígen vegetal.

Rastro 3: LA HUELLA
En teoría se diferencia de las huellas de los demás ungulados por la presencia de las pezuñas de los dedos laterales, que sin embargo pueden faltar, dependiendo mucho de la naturaleza del terreno (sólo se observa bien en terrenos blandos), razón por la cual yo prefiero guiarme por los otros rastros señalados anteriormente.