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HÍBRIDOS DE CERDO Y JABALÍ

Glosario
El cerdolí o jabamita: híbrido de jabalí y cerdo vietnamita

HIBRIDACIÓN
La hibridación es un fenómeno relativamente frecuente, más aún allí donde se encuentran en entornos naturales jabalíes y formas asilvestradas de cerdos domésticos, o sea cerdos cimarrones o ferales.
El cerdo doméstico (Sus scrofa domestica) es una subespecie del jabalí (Sus scrofa ), si bien, debido a ciertas diferencias existentes entre uno y otro, no faltan autores que los consideran especies diferentes: Sus domesticus y Sus scrofa, respectivamente. Entre esas diferencias, además de las físicas, se encuentra el cariotipo de estos animales, es decir el número de cromosomas en las células diploides. El cariotipo del jabalí europeo es 2n=36 cromosomas (y por consiguiente n=18 cromosomas en los gametos o células sexuales) y en el cerdo doméstico es 2n=38 cromosomas (con n=19 cromosomas en los gametos). Sin embargo es un hecho innegable que, pese a esas diferencias, el híbrido resultante de un cruce entre jabalí y cerdo es un animal sexualmente fértil, lo que parece sugerir que ambos pertenecen a la misma especie, tesis que se apoya aún más cuando se observa que los cerdos cimarrones o asilvestrados acaban, en el transcurso de varias generaciones, por recuperar los caracteres de sus ancestros, pareciéndose entonces mucho al jabalí, tal como ha ocurrido, por ejemplo, con los cerdos cimarrones de Australia, originados de algunos de los cerdos que fueron llevados allí por los ingleses en 1778.
El cariotipo de uno de esos híbridos puede variar de un ejemplar a otro dependiendo de numerosos factores, incluso es posible que en determinados casos un híbrido tenga el mismo cariotipo que un jabalí genéticamente puro, esto es 2n=36, sin que por eso deje de ser un híbrido. A su vez, en cuanto al fenotipo (dícese del conjunto de caracteres externos visibles del animal) existen muchos híbridos que se hallan próximos al fenotipo del jabalí puro, por lo que a veces, en un primer vistazo, puede resultar casi imposible saber si un determinado individuo es un jabalí genéticamente puro o no lo es, sino un híbrido. El análisis cromosomático no es determinante a nivel de individuo, pero sí lo es a nivel de población, es decir sí puede afirmarse que una población de jabalíes es genéticamente pura si la totalidad de sus miembros tiene el cariotipo 2n=36, que es el cariotipo estándard para el jabalí europeo.
La hibridación puede afectar a la pureza genética del jabalí del bosque, en el sentido de perderla, ya que en los híbridos corre menos sangre de jabalí por sus venas, y esto puede ir a más si esos híbridos se aparean con otros cerdos o con otros híbridos, pues todos (jabalíes, cerdos domésticos, cerdos cimarrones y los híbridos resultantes) son sexualmente fértiles. En varias generaciones el jabalí de una determinada región podría dejar de serlo, al menos según un concepto de jabalí genéticamente puro.
Los individuos híbridos, con características de sus progenitores, se muestran en general con un potencial reproductor mayor que el del jabalí. Ocurre que el cerdo doméstico y el jabalí, aún siendo ambos de la misma especie, sin perjuicio de lo que ciertos autores piensen en sentido contrario, son animales diferentes, así por ejemplo el cerdo es poliéstrico (con ciclos estrales durante todo el año) mientras que el jabalí solamente tiene un estro anual. Este dato es relevante porque contribuye a incrementar aún más el fenómeno de la hibridación, y con ella, sus consecuencias.

HIBRIDACIÓN ENTRE JABALÍES Y CERDOS VIETNAMITAS
Cualquier raza de cerdo doméstico, de las más de 200 que existen en el mundo (sólo en China hay más de un centenar), puede cruzarse con el jabalí. De entre ellas, llama especial atención la del cerdo vietnamita, que en época reciente se ha popularizado mucho como mascota en varios países, y que luego, cuando el animal va creciendo y requiriendo cada vez más gasto de mantenimiento (alimentos, cuidados), sus propietarios se cansan de él y deciden abandonarlo o liberarlo en el campo, volviéndose el animal asilvestrado, a veces sin ninguna dificultad debido a su alta capacidad de adaptación, buen clima y ausencia de depredaores. Es esto lo que ha pasado en varias regiones de España, en las que el otrora simpático cerdo vietnamita ha terminado por convertirse en un problema, aunque una vez más debido a la estupidez del ser humano. Como sea, el vietnamita se cruza con los jabalíes, y al descendiente de estos encruzamientos se le ha dado ya un nombre que intenta sintetizar esta realidad: el cerdolí, mitad cerdo y mitad jabalí; otros lo llaman jabamita, un término más específico porque sugiere cuál es la raza concreta de cerdo implicada. El vocablo porcoril, para referirse a la misma realidad, está muy extendido por las tierras de Galicia.
Estas fotos las he tomado en el Parque Natural de la sierra de Collserola, en Barcelona, donde la presencia de cerdos vietnamitas y cerdolíes es ya un hecho constatado, mezclándose y reproduciéndose con la población autóctona de jabalíes.

El cerdolí presenta una morfología algo diferente a la del jabalí puro, siendo con frecuencia de color uniformemente oscuro y con un hocico más corto, de todos modos se pueden presentar muchas variaciones en su aspecto al tratarse de un descendiente de dos subespecies (no especies) diferentes. Come mucho, se pasa la mayor parte del tiempo comiendo; la dieta es omnívora.
Los cerdolíes, como cualquier híbrido de cerdo y jabalí, son animales fértiles, y por consiguiente son aptos para reproducirse entre ellos y así generar poblaciones de cerdolíes. De hecho estas criaturas tienen un potencial reproductor mayor que el del jabalí puro, herencia del cerdo vietnamita, y, lo mismo que éste, puede aparearse incluso antes de alcanzar el pleno desarrollo.

El cerdolí no se muestra tan temeroso con los humanos como el jabalí salvaje.
En las fotos, hembras de
jabamita.


HÍBRIDOS EN EL PARQUE NATURAL DE COLLSEROLA (Barcelona)
Asilvestrados los cerdos vietnamitas por diferentes causas (fugas, abandonos) en los bosques de la sierra de Collserola, en la provincia de Barcelona, que cuenta con una población muy nutrida de jabalíes (en el año en que tomo las fotos de vietnamitas y jabamitas existe superpoblación de jabalíes), los encuentros entre aquéllos y éstos parecen inevitables. En el año 2015 se tomaron los primeros registros de cerdos vietnamitas asilvestrados en Collserola, y ya 2018 se tenía clara constancia de híbridos, habiéndose visto familias mixtas incluso por las proximidades de las oficinas centrales del parque.
Las siguientes fotos, tomadas en noviembre de 2018 en las estribaciones del pantano de Vallvidrera, dan fe de ello:
Lo que ocurre en la sierra de Collserola no es esencialmente diferente a lo que ocurre en otros lugares, como Valencia, Aragón y tantas otras regiones de España, pues el fenómeno está en expansión, como lo demuestran los registros cada vez más numerosos y en localidades nuevas. La presencia del cerdo vietnamita como animal silvestre fue evidenciada en España por primera vez en el año 2007. La hibridación con el jabalí es sólo una consecuencia.
Arriba, destrozos en el terreno tras el paso por él de una familia mixta, P.N. de Collserola (2018).

EL CERDO VIETNAMITA

Glosario
Cerdo vietnamita - Orígen del cerdo vietnamita - Descripción del cerdo vietnamita - Problemática del cerdo vietnamita - Fotos de cerdos vietnamitas asilvestrados
Hermoso ejemplar de cerdo vietnamita Sus scrofa domestica var. vietnamita.

El cerdo doméstico, en sus numerosas razas y variedades repartidas por todo el mundo, es un descendiente del jabalí, tanto del europeo como de las subespecies asiáticas. Los cerdos domésticos abundan en muchos países asiáticos, en los que estos animales constituyen un elemento indispensable para su economía, tal es el caso de Vietnam, uno de los mayores productores de razas porcinas del mundo, sólo superado por China (primer productor/exportador) y Rusia.

ORÍGEN DEL CERDO VIETNAMITA
Vietnam es un país esencialmente rural, con una economía nacional sustentada principalmente en la agricultura y la producción animal. En este contexto, es fácil entender que el cerdo doméstico juegue un papel fundamental como proveedor de carne y alimento. En Vietnam se cuentan varias razas porcinas, todas ellas locales, algunas quizás en una situación vulnerable, mientras que otras, como la norteña Mong Cai, cuyo aspecto recuerda mucho al de las razas propias del Sur de China (bicolores -manchas blancas y negras-, lomo cóncavo o combado y barrigones), están ampliamente extendidas en el medio rural. De entre las varias razas vietnamitas nativas que viven en el país, sólo una ha logrado expandirse más allá de las fronteras de Vietnam para convertirse en una popular mascota en muchos países.
El cerdo vietnamita que conocemos, originario de la región del delta del Río Rojo, en el norte del país, es una raza doméstica local. La gente del país (y de otros de clima tropical) prefiere las razas locales antes que las exóticas (como las comerciales Landrace, Duroc o Hampshire, más conocidas para nosotros) debido a las ventajas que les reportan: mayor adaptación a condiciones adversas, más resistencia a extremos térmicos, y mayor resistencia también a enfermedades de tipo infeccioso, que en sistemas de explotación intensivos (diferentes a los más tradicioneales que se siguen aplicando en China y Vietnam) pueden causar estragos. Las razas locales vietnamitas, además, son muy prolíficas y sus camadas suelen ser numerosas.
Durante mucho tiempo, la llamada "raza I", de la cual procede nuestro cerdo vietnamita, fue la más común y extendida en el norte de Vietnam, hasta que en los años setenta del siglo XX empezó a ser reemplazada poco a poco por otra que todavía resultaba más productiva, la raza Mong Cai. Entonces nuestro cerdo vietnamita comenzó a estar en regresión, aunque curiosamente, fuera de su país, adquirió una enorme popularidad como animal mascota, comercializándose durante un buen tiempo en EEUU y varios países de Europa, si bien no siempre y en todos los casos como raza pura, lo que puede explicar algunas variaciones que han presentado a veces estas criaturas.

DESCRIPCIÓN DEL CERDO VIETNAMITA (raza I)
Es un cerdo doméstico de granja, científicamente conocido como Sus scrofa domestica var. vietnamita.
Macho de cerdo vietnamita; los machos son curiosos y activos.
Son más corpulentos que las hembras, de mayor alzada y con el cuello más erguido.
Hembra de cerdo vietnamita.
Las hembras son más tranquilas y tímidas que los machos.

Con frecuencia se le considera una raza enana porque su tamaño es inferior al de las razas de cerdo doméstico que mejor conocemos (las europeas: cerdo ibérico, Pietrain, Landrace, Yorkshire, etc), sin embargo en ocasiones puede alcanzar un tamaño considerable, superior a 100kg, por lo que no debería considerarse, en rigor, "minipig" o "cerdo enano", porque no lo es. Las formas enanas de esta raza se logran a costa de alimentar escasamente al animal ya desde sus primeros días de vida, lo que puede ser cuestionable éticamente, además de que por esa razón su longevidad es mucho más corta, de unos 5 años, frente a los 10-15, o incluso más, que puede llegar a vivir un porcino vietnamita bien alimentado.
Normalmente, sin obesidad, el animal pesa unos 50-60 kg, similar al peso de un potamocero africano (Potamochoerus porcus).
Su capa de pelaje es oscura, de color negro o negruzco, con pelo ralo y corto, y de apariencia lustrosa. A veces muestra otras coloraciones: gris o bicolor (manchas blancas y negras).
Las manchas blancas varias veces suelen reducirse a partes concretas del animal: morro, patas (cada una de ellas, anteriores y posteriores) y rabo, en total seis, "capa negra con seis puntos" al estilo de los cerdos de la raza inglesa Berkshire.
Arriba, cerdos vietnamitas mostrando algunas pocas manchas blancas en su capa negra

También son posibles cerdos vietnamitas que muestren una abundante presencia de color blanco en su capa, incluso totalmente blancos. Estos animales con tanto blanco en su capa están relacionados, o descienden, de individuos seleccionados por su coloración y variedad genética para lograr ser más llamativos, probablemente con fines comerciales.
Estos cerdos vietnamitas presentan una capa casi totalmente blanca que no les protegerá demasiado frente a los rayos solares en verano

El cerdo vietnamita tiene el cuerpo robusto, con extremidades cortas (más fuertes de lo que aparentan), vientre descolgado (o sea, barrigón, de ahí su nombre inglés "vietnamese potbellied") y rabo recto, no en tirabuzón como muhas razas de cerdo lo tienen. Ese rabo es corto y acabado en brecha. El morro es ancho y más bien corto, aunque puede haber cerdos que lo tengan corto y otros también pero no tanto, un poco más largo. Las orejas las tiene rectas o derechas (no caídas), como buenos cerdos asiáticos que son, y cubiertas de pelo.
Los individuos obesos pueden presentar un cierto aspecto grotesco, con una notable papada, una barriga que puede casi rozar el suelo, y muchos pliegues en el cuerpo y cara. La obesidad es uno de los grandes problemas de salud que puede afectar al cerdo vietnamita, particularmente si vive cautivo como mascota en una vivienda; los cerdos vietnamitas asilvestrados, o en régimen de semilibertad, no la suelen presentar, al menos no tanto (estos animales tienden siempre a engordar) porque son más activos, sin caer en el sedentarismo (éste, apoyado por una mala dieta, es el orígen de la obesidad, y también de otros problemas como deformación de las pezuñas por sobrecrecimiento de ellas), se mueven, comen pero también gastan.

El cerdo vietnamita es un animal muy inteligente, con una inteligencia similar a la de un perro.
En su tierra natal le gusta deambular por zonas fangosas y pantanosas, para las que está muy bien adaptado, comiendo plantas acuáticas.
En las dos fotos de arriba, soberbio macho de capa negra
Arriba, hembra de cerdo vietnamita.

ALGUNOS DATOS SOBRE EL CERDO VIETNAMITA
Longevidad
El cerdo vietnamita puede llegar a vivir un máximo de 25 años, pero generalmente viven unos 10-15 años.
La pubertad la alcanzan muy pronto, a los 3-4 meses los machos, y a los 3-6 meses las hembras.
Ya a temprana edad es fácil ver a algunos machos intentando montar todo lo que se mueve, tal como se aprecia en la siguiente foto
El cerdo vietnamita es poliéstrico, es decir que tiene ciclos reproductores durante todo el año, como los demás cerdos domésticos, pero diferente del jabalí que sólo tiene uno anual. La gestación dura unos 114 días, y la camada, que es numerosa, consta de 5-15 crías, comúnmente entre 6-10.
Para el cerdo vietnamita la temperatura ideal está entre 15 y 25 grados; cuando la temperatura alcanza o supera los 30 grados, el cerdo se retira a la sombra.
Humedad ambiental de 50%.
Para el cerdo vietnamita el agua constituye un elemento fundamental en su vida, y resultaría en vano buscarlo lejos de ella, lo mismo que también pasa con el jabalí, por eso los cerdos vietnamitas asilvestrados, los que viven salvajes, prosperan en las áreas fluviales, en bosques de ribera, en planicies aluviales o siguiendo cursos de agua. En España se los ha encontrado con frecuencia en estos ambientes, como en el Parque Fluvial del Manzanares, en Madrid, o en humedales de Valencia, por poner sólo dos ejemplos.
Los cerdos vietnamitas aquí ilustrados han sido fotografiados la mayor parte en la ribera del río Besós, en la provincia de Barcelona, más allá del parque fluvial, en régimen de semilibertad, en una zona muy próxima al Parque Natural de la Sierra de Marina en la que abundan los jabalíes, de hecho varios lugareños dicen haber visto jabalíes hozando junto a porcinos vietnamitas, y algunos incluso afirman haber visto híbridos de ambos.
Un cerdo vietnamita avanza junto al paso del río Besós
Cerdo vietnamita cerca del río, con patos salvajes al fondo

Los cerdos vietnamitas se echan en los charcos, se refrescan con el agua, y en sus baños de barro se protegen, además, de los molestos insectos, lo mismo que hacen también los jabalíes y otros tantos suidos. En este sentido las áreas fluviales les ofrecen muchas posibilidades: alimento, agua y refugio.
Un magnífico ejemplar negro de cerdo vietnamita en las llanuras aluviales del río Besós.

PROBLEMÁTICA DEL CERDO VIETNAMITA
El asilvestramiento del cerdo vietnamita y su posible cruce con el jabalí dando lo que se viene llamando "cerdolí", "jabamita" o "porcoril", constituye la gran problemática que plantea este animal. Los primeros híbridos en España se constataron en el año 2007 y desde entonces el fenómeno no ha hecho más que expandirse.
Para José Alfonso Abecia, catedrático de Producción Animal en la facultad de Veterinaria de la Universidad de Zaragoza, el problema es grave pero tampoco tanto: según él, sí es verdad que estos animales, asilvestrados, destrozan huertos y campos, pero ve poco probable que lleguen a desplazar a otras especies (en relación al jabalí, Abecia opina que la alta población de jabalíes en los montes de España hace que el cerdo vietnamita no pueda competir con él, al menos de momento). El catedrático también le quita dramatismo a la aparición de los híbridos de cerdo vietnamita y jabalí, porque, según él, estos híbridos son esencialmente similares a los que se han producido entre jabalíes y cerdos blancos cuando éstos se criaban de forma extensiva. Por lo demás, señala Abecia, el cerdo vietnamita tiene el comportamiento propio de cualquier otro porcino, sin ninguna particularidad especial (la única, tal vez su tamaño, menor que la de la mayoría de los cerdos domésticos).
José Alfonso Abecia sí deja claro, sin embargo, que el cerdo vietnamita no es un animal apto para tenerlo como mascota en una vivienda. Y tal vez esto último sea la clave del problema.
En España los cerdos vietnamitas fueron animales inicialmente adquiridos por sus propietarios legalmente como animales de compañía, en los dominios de una moda pasajera; transcurrido un tiempo, algunos de aquellos propietarios, en una muestra de gran irresponsabilidad por su parte, decidieron abandonarlos, quizá porque se asustaron del tamaño que iban alcanzando (nada que ver con los "minipigs" que en su día, desinformados, creyeron comprar) o quizá sencillamente porque se cansaron del animal.
Abandonados y solos en el campo abierto, los cerdos vietnamitas, animales inteligentes, tanto como lo son nuestros más estimados perros, son las verdaderas víctimas de toda esta situación que las Administraciones no supieron prever, por lo que sería justo que cualquier solución que se aplique para ellos tenga siempre en cuenta esta realidad.

Seguidamente fotos que he tomado de cerdos vietnamitas

FACOQUEROS, HILOQUEROS Y POTAMOQUEROS

Glosario
Facóqueros Phacochoerus aethiopicus y Phacochierus africanus - Hiloquero Hylochoerus meinertzhageni - Potamoqueros Potamochoerus porcus y Potamochoerus larvatus

EL FACOQUERO
Ejemplares de Phacochoerus africanus en cautividad

El género Phacochoerus comprende dos especies originarias del África subsahariana que habitan las sabanas y los espacios abiertos, y que en general toleran la aridez mucho más que cualquier otro suido.
Estas dos especies reconocidas son el facoquero común, que es el más extendido, científicamente llamado Phacochoerus africanus (Gmelin, 1788), y el facóquero oriental, llamado Phacochoerus aethiopicus (Pallas, 1766), distribuido por Somalia y norte y centro de Kenia, en sabanas y áreas semidesérticas, razón esta última por la cual a veces se le llama "facoquero del desierto".
Ambas especies tienen hábitos muy similares.
Hembra de Phacochoerus aethiopicus fotografiada en la Reserva del Masai Mara, en Kenia.
Los facoqueros orientales muestran generalmente un pelaje oscuro.
Y aquí Phacochoerus africanus que fotografié en el P.N. Niokolo Koba, en Senegal.

El facoquero es comúnmente llamado "jabalí verrugoso africano" por la presencia de dos pares de protuberancias a cada lado de la cabeza. El primer par de verrugas, que es el más visible, está situado justo a la altura de los ojos y por detrás de éstos, mientras que el otro par aparece sobre los largos colmillos. Las verrugas las tienen tanto el macho como la hembra, aunque son mucho más prominentes en los machos. Esas verrugas son de tejido fibroso (no óseo), son por ello verrugas fibrosas y constituyen una adaptación del animal pues absorven los golpes durante los combates, amortiguando el cráneo. Son bastantes los suidos que presentan verrugas faciales, más o menos desarrolladas, como hiloqueros y también muchos jabalíes (género zoológico Sus) asiáticos.
Otra adaptación evolutiva de los facoceros la encontramos en la posición de los ojos. Si lo observamos, nos damos cuenta que los tienen colocados muy altos y en la parte posterior de la cabeza; se trata de una adaptación del animal impuesta por su necesidad de lograr un amplio control visual justo por encima del nivel de las altas gramíneas de la sabana por las que estas bestias se mueven. La disposición de los ojos también puede tener algo que ver con su corto cuello, que le obliga a agachar la cabeza considerablemente cuando busca alimento, lo que le colocaría en situación vulnerable al no poder divisar entonces el entorno.
Phacochoerus africanus pastando arrodillado, probablemente una respuesta a su corto cuello

Al facóquero común se le reconocen cuatro subespecies diferentes:
P. africanus africanus, en R. D. del Congo, Costa de Marfil, Chad, Etiopía, Ghana, Mauritania, Nigeria, Senegal y Sudan
P. africanus aeliani, en Etiopía y Somalia
P. africanus massaicus, en Kenia y Tanzania
P. africanus sundevallii, en África del sur.

Del facoquero oriental sólo se reconocen dos subespecies, de las cuales la nominal, llamada "jabalí del Cabo", está ya extinguida, y la todavía presente es P. aethiopicus delamerei.

Los facoqueros son animales fuertes, de un peso que va de los 50 a los 100 ó 115 kg, con machos mayores que hembras. El facoquero común es de mayor talla que el facóquero oriental o del desierto.
Todos los facoqueros tienen la cabeza grande, con unas formidables defensas proporcionalmente mayores que las de cualquier otro suido africano. Son omnívoros, comen de todo, y no temen cazar serpientes incluso tan venenosas y peligrosas como la mamba negra o las grandes víboras bufadoras de la sabana y la estepa africanas. Pero se alimentan sobretodo de hierba, raíces y bulbos; a menudo pastan y hozan arrodillados sobre sus patas delanteras. Disponen de un excelente olfato para detectar alimento y a depredadores.
Los facoqueros viven en grupos constituidos por núcleos familiares: el macho, la hembra y las crías (3-6 jabatos), que habitan una madriguera, generalmente una terrera abandonada de cerdo hormiguero, que amplían de acuerdo a sus necesidades.
El facóquero es el suido más común de África, y está presente en casi todos los parques, sobretodo en las áreas de sabana y bosques abiertos, lo que no deja de ser otra notable característica de jabalí verrugoso, que lo aleja de sus parientes, que prefieren las espesuras. Y es que el biotopo del facoquero termina allí donde empieza la selva.

LOS ENEMIGOS DEL FACOQUERO
Por su tamaño, el facoquero aparece como una pieza apetecida por muchos depredadores, pero el suido está dotado de una apreciable intrepidez, solidariamente apoyada por sus aparatosas defensas.
Del guepardo sabe defenderse muy bien poniéndolo en fuga tras una carga tempestuosa. Ante el león, la mejor opción es la huida; a pesar de sus cortas patas, el facoquero es un excelente corredor.

Una leona observa a un facoquero en el Área de Conservación del Ngorongoro, en Tanzania

El peor enemigo del facoquero es el leopardo, con el que puede llegar a mantener enconadas batallas. El felino jamás lo ataca de frente, conocedor del gran peligro de sus temibles colmillos, sino únicamente en emboscada.
Pero el intrépido facoquero resulta verdaderamente inexpugnable cuando, acosado por cualquier depredador, se introduce marcha atrás en las galerías subterráneas que le sirven de cobijo. Así, con las defensas por delante, no hay carnívoro que consiga reducirlo. Mucho más peligrosos que sus impresionantes caninos superiores son los inferiores, los auténticos colmillos, bastante más cortos pero también notoriamente más afilados
Valiente y luchador, el facoquero también dispone sin embargo de otros recursos defensivos, como su considerable velocidad en la carrera así como la estratégica colocación de sus madrigueras, siempre dispuestas a ofrecerle refugio.

En resumen: la vida en la sabana no es nada fácil, y para las criaturas que la habitan cada día constituye una dura prueba de supervivencia que el gran jabalí verrugoso africano supera con una nota muy alta.

Phacochoerus africanus en el zoo de Barcelona

Además de los facoqueros, otros cerdos salvajes completan el interesante grupo de los suidos afrotropicales:

EL HILOQUERO (Hylochoerus meinertzhageni)
Puede sorprender que esta bestia de jabalí, que puede alcanzar un peso corporal de hasta 275 kg (machos adultos de la subespecie nominal), haya pasado desapercibido, en realidad desconocido, para el ser humano hasta una época relativamente reciente, pero lo cierto es que la Ciencia no tuvo conocimiento de su existencia antes del año 1904. Su carácter tímido y retraído, juntamente con su hábitat difícilmente accesible, la impenetrable selva tropical africana, pueden explicar al menos buena parte de este misterio.
El hiloquero, llamado también "cerdo gigante de bosque", es un animal realmente impresionante, no sólo por su tamaño, sino también por su presencia: la longitud de sus defensas (muy grandes, aunque proporcionalmente menores que las del facoquero) y las excrecencias (los machos presentan en la cara grandes hinchazones desnudas) de su enorme cabeza. Su cuerpo, sostenido por robustas extremidades, está cubierto de pelo negro largo, aunque en menor densidad que en los potamoqueros, y sus diminutos ojos son de color pardo anaranjado. El hocico en este cerdo de bosque es realmente grande, con un diámetro de hasta 16 cm.

Se conocen con certeza tres subespecies del hiloquero, todas ellas endémicas de África:
Hylochoerus m. meinertzhageni, en Este de Áfrca (Uganda, Ruanda, Kenya)
Hylochoerus m. rimator, en África Central (de Nigeria a RD de Congo)
Hylochoerus m. ivoriensis, en Oeste de África
Distribución de las tres subespecies de Hylochoerus meinertzhageni

De las tres subespecies reconocidas, únicamente la nominal, o sea H. m. meinertzhagni, puede calificarse realmente de gigante, pues las otras dos, tanto H. m rimator como H. m. ivoriensis, de tamaños similares, son mucho más pequeñas y no superan los 150 kg de peso.
El hiloquero vive tranquilo en la selva, alimentándose de hojas del suelo (su dieta es principalmente fulívora).
Es animal gregario, que forma grupos familiares estables de 2-4 hembras y sus crías, con algún macho alfa; el tamaño del grupo es variable, puede alcanzar los 19 individuos.
Los machos entablan violentos combates para la dominación del grupo. Estos duelos, en los que los adversarios se lanzan directamente el uno contra el otro como las cabras montesas, están poco ritualizados, a diferencia de lo que pasa con los facoqueros, y es posible que en ellos alguno de los oponentes acabe herido o incluso muerto, aunque esto último es raro.
La defensa del grupo recae tanto en hembras como en machos. Frente al leopardo el grupo de hiloqueros puede presentar a veces una defensa audaz y ponerlo en fuga, también frente a otros animales mucho menos peligrosos para ellos como los bongos, que comparten sus mismos biotopos. De todos modos el leopardo (el de selva, más fuerte y poderoso que el de sabana) sigue siendo su principal depredador, seguido del león.

POTAMOQUEROS
Dos especies pertenecientes al género Potamochoerus, endémico de África tropical:
Cerdo rojo de río Potamochoerus porcus
Cerdo de bosque Potamochoerus larvatus.

Ambos se alejan de la línea de los facoquero e hiloqueros, pues mientras aquellos presentan caninos superiores notablemente más largos que los inferiores, en los potamoqueros ocurre al revés: los caninos inferiores (colmillos, navajas, defensas) son más largos que los superiores, en similitud y sintonía con nuestro jabalí Sus scrofa.

Cerdo rojo de río Potamochoerus porcus
Lo llaman "cerdo rojo de río", por su coloración rojiza (más bien anaranjada), es tal vez el suido más brillantemente coloreado. Lo "de río" es por su afinidad con el agua, de hecho el nombre del género zoológico, Potamochoerus, hace justo referencia a eso: potamus significa río y choerus, cerdo. Sin embargo, aunque prefiere estar cerca de arroyos y lagos, el "cerdo rojo de río" también puede encontrarse lejos de los puntos de agua, pues es ante todo un animal muy adaptable.
Potamochoerus porcus es el cerdo salvaje más pequeño de África, con una longitud (cabeza y cuerpo) de 100-145 cm, y un peso corporal de entre 45 y 115 kg, con machos más grandes que hembras.
Según se dijo, presenta una llamativa coloración anaranjada o rojizo- anaranjada, con una línea blanca dorsal; es notable por la contrastada máscara de su cara, los largos bigotes blancos que lo adornan, y los mechones en las orejas.
Distribuido por África ecuatorial, desde Senegal a través de la zona de bosque tropical guineano-congoleña. En cuanto al hábitat, es una especie muy forestal (selvas húmedas frondosas), y en eso nos recuerda al grandioso hiloquero, pero siendo también muy adaptable se le puede encontrar en otros biotopos diferentes como bosques secos o también áreas de cultivo. Nada muy bien, puede cruzar las aguas de un gran río sin problema.
El "cerdo rojo de río" es, como los demás suidos, omnívoro. Come una gran variedad de alimentos, preferentemente raíces, bulbos y frutos, también hongos, invertebrados del suelo, reptiles, huevos, polluelos, y hasta carroña. Puede llegar a causar daños en las áreas de cultivo por sus incursiones para buscar alimentos en ellas, aunque aquí hay que decir que su congénere Potamochoerus larvatus aún causa más daños a los cultivos que él.
El bello potamoquero, aunque puede vivir solo, generalmente se le encuentra en grupos, y por ello se dice que es más bien un animal gregario. Estos grupos son familiares y estables. El tamaño de los grupos es variable, habitualmente entre 4 y 10 individuos; en Nigeria se han observado grupos de 15 individuos.
Los "cerdos rojos de río" son animales de hábitos nocturnos, como sus primos los "cerdos de bosque" (Potamochoerus larvatus), y durante el día se refugian en lugares de mucha frondosidad, con densa vegetación.
No hay duda de que Potamochoerus porcus, como otros muchos cerdos salvajes, es un animal valiente. En el caso del cerdo rojo, los individuos del grupo defenderán activamente sus crías , y cuando se ven amenazados, acorralados o quedan heridos, hay que temerlos: mostrarán un coraje considerable, incluso podrán llegar a atacar vigorosamente a los depredadores (incluido el ser humano). En particular, el ataque al depredador se ha observado en el Parque Nacional Dzanga- Ndoki, en República Centroafricana, donde la reproducción de los sonidos del rugido de un leopardo (depredador por excelencia de los potamoqueros) desencadenó la avalancha agresiva del grupo hacia la fuente de los sonidos. Y no hay que fiarse del escaso tamaño de los colmillos: aunque pequeños y poco visibles, esos colmillos (caninos inferiores) están muy afilados y pueden causar buenos cortes y lacereaciones en sus enemigos.
En los potamoceros en general, la reproducción posee un marcado carácter estacional: la mayoría de los nacimientos ocurren en el final de la estación seca o bien a comienzos de la estación lluviosa. En todos los casos el período de gestación es de unos 120 días. El tamaño de la camada es de unos tres lechoncitos (rango: 1 a 6).
Los potamoceros (o potamoqueros) son cazados por su carne (caza de subsistencia), lo mismo que otros cerdos salvajes (también los hiloceros son cazados por su carne por algunas tribus), si bien se benefician de las varias creencias locales que perviven en muchas partes de sus áreas de distribución, muchas de ellas influenciadas por la expansión del Islam. Ciertamente esta religión otorga una excelente protección a estos animales (los cerdos salvajes) contra la caza en muchos países africanos.

Cerdo de bosque o bushpig (Potamochoerus larvatus)
Pariente del cerdo rojo de río, y hasta no hace demasiado tuempo considerado sólo una subespecie de él, el cerdo de bosque (en inglés bushpig), o "cerdo de matorral" como a veces se le llama, es un poco más grande que su congénere, pero sólo un poco más: su peso corporal oscila entre 50 y 115 kg. Se asemeja al cerdo rojo, excepto porque carece de la máscara distintiva de aquél y porque arriba de sus orejas no tiene pinceles, además que su coloración, aún siendo también brillante, no resulta tan llamativa como la de Potamochoerus porcus; el color de su pelaje es variable, según edad y región geográfica, y ve desde el pardo rojizo hasta el marrón oscuro. Se suele decir de él que equivale en África al jabalí europeo.

Potamochoerus larvatus tiene una amplia distribución geográfica, con varias especies reconocidas. Su área de distribución comprende, además de buena parte de África continental, la isla de Madagascar (subespecies P. l. larvatus y P. l. hova en oeste y este de la isla, respectivamente) así como también las islas Comores (subsp P. l. larvatus); la presencia de potamoceros en estas islas se cree que es introducida.
Lo mismo que su congénere P. porcus, el que ahora nos ocupa es un cerdo salvaje de hábitos nocturnos y dieta omnívora, que realiza frecuentes incursiones en campos cultivados para buscar alimento. Localmente es un animal abundante, y más todavía desde la reducción de su depredador principal, el leopardo, cuyo declive ha significado indudablemente la prosperidad de los potamoqueros, todavía más acrecentada por el hecho de que su caza por el hombre se ve en muchas áreas de África limitada por creencias locales influenciadas por el Islam. Lo mismo que Potamochierus porcus, el bushpig es una especie muy adaptable, que puede incluso beneficiarse de la apertura de antiguas zonas boscosas, generalmente llevadas a cabo para crear áreas de cultivo, pues ello le proporcionará alimentos (los cultivos) y encima le reducirá el número de depredadores naturales.
También como su pariente el "cerdo rojo", la reproducción de esta especie es estacional. La gestación dura unos cuatro meses, y los neonatos (de uno a seis, habitualmente tres) llegan al mundo al final de la estación seca o a comienzos de la estación lluviosa.
El cerdo de bosque es un animal gregario, que desarrolla su vida en grupos familiares estables. En caso de amenaza o peligro, uno del grupo emite un sonoro gruñido tras lo cual los individuos del grupo se dispersarán en diferentes direcciones buscando refugio, para posteriormente reencontrarse una vez ya desaparecido el peligro. Sus colmillos (caninos inferiores) son más bien cortos pero muy afilados, y estas criaturas, cuando están heridas o muy excitadas, pueden resultar peligrosas en extremo. Los lugareños saben que nunca hay que abordar de frente una piara de potamoqueros, ni aventurarse demasiado cerca a ellos por riesgo de sufrir algún severo corte con sus agudos caninos.

EL JABALÍ EN EL PARQUE NATURAL DEL GARRAF

El macizo del Garraf, perteneciente a la gran sierra Litoral Catalana, y ubicado en la provincia de Barcelona, está constituido por un conjunto de montañas de escasa altitud (su pico más alto, la Morella, no alcanza los 600 metros), compuestas de roca calcárea.
Su proximidad al mar le da al macizo un clima marcadamente mediterráneo, caracterizado por lluvias escasas pero torrenciales, mayoritariamente en primavera y otoño, con inviernos templados y veranos largos y secos.
Su morfología kárstica (causada por la acción erosionante del agua y el aire en la roca calcárea del macizo que ha originado cuevas y simas) condiciona la hidrología del macizo del Garraf, con aguas superficiales prácticamente inexistentes. Esta falta agua, juntamente con una vegetación igualmente escasa (de arbustos en el Garraf litoral, y pinedas y algunos encinares, castigados por incendios, en el Garraf del interior) crean un entorno no demasiado atractivo para el jabalí, lo que explica que aquí la población de cerdos salvajes sea notoriamente más baja que en otros lugares. Aún así, existen evidencias de la presencia del jabalí en el macizo, y por esta razón se han llevado a cabo varios estudios acerca del impacto de este animal en la vegetación del Parque Natural del Garraf.

En general, hay que señalar, como ha ocurrido en otros tantos lugares, que existe una clara correlación entre el progresivo abandono por parte del hombre de las actividades agrícolas en épocas pasadas, y el aumento de la población de jabalíes, resultado del incremento de las comunidades forestales y arbustivas.
En particular, sin embargo, a diferencia también de lo que ha ocurrido en otros Parques Naturales, como el de Collserola, las características del macizo del Garraf señaladas antes (escasez de agua y de vegetación), han limitado este crecimiento de la población de jabalíes que, una vez alcanzada una determinada densidad de animales, se ha estabilizado, sin aumentar ya más.


EL JABALÍ BENEFICIA AL PALMITO
El palmito, científicamente llamado Chamaerops humilis, es la especie vegetal más emblemática del Parque Natural del Garraf.

Esta planta es una de las pocas palmeras autóctonas de Europa, y en el Garraf encuentra una de las localidades más septentrionales de la Península Ibérica, por eso su situación en el macizo interesa especialmente.
Investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona realizaron un estudio para determinar los efectos del jabalí en el palmito en el Parque Natural del Garraf. El estudio se llevó a cabo en una zona concreta (pla de Querol), pero con resultados extrapolables a todo el área del Parque, dado que la vegetación y condiciones climáticas son las mismas.
La hipótesis inicial era que el jabalí podía afectar negativamente al palmito, excavando en sus alrededores, comiéndose sus frutos, o tal vez incluso arrancándolo de la tierra. Sin embargo los resultados del estudio mostraron una realidad muy diferente.
En verdad el jabalí causa un efecto positivo en el palmito porque favorece la dispersión de sus semillas.
Lo que sucede, según se observó en el estudio, es que el jabalí se come las blandas semillas de palmito (se detectaron semillas de palmito en más de la mitad de los excrementos de jabalí analizados). Cuando el jabalí va haciendo sus deposiciones, va dispersando estas semillas. En el análisis de los excrementos, los investigadores observaron que las semillas que había en ellos no estaban rotas ni deshechas (= infértiles), sino enteras, y por consiguiente capaces de germinar y crear una nueva planta en lugares donde antes no había.
Además, el desarrollo de la semilla se puede ver favorecido porque va acompañada del excremento, que sirve de abono natural ayudando a su crecimiento.
Este importante efecto positivo contrarrestaría la afectación que el jabalí puede causar a la planta cuando trata de consumir su parte comestible, como sucede frecuentemente en los períodos de sequía.

Conclusión del estudio
El jabalí desempeña en el Parque Natural del Garraf una función importante en la distribución y dispersión del palmito, ayudando así a la conservación y recuperación de esta especie vegetal, símbolo del Parque.

Amanecer en el Parque Natural del Garraf

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Fuente bibliográfica
"Anàlisi i diagnosi ambiental de la dinàmica del porc senglar (Sus scrofa) al Parc del Garraf"
Banal Ferré, S./ Fuentes Fernández, S./ Mallada González, L./ Solé Pascual, M.
Universitat Autònoma de Barcelona
(Curs 2009-2010)